Una toxina es cualquier agente (físico, químico, macrobiótico, etc.) que modifica o daña de forma negativa un sistema biológico equilibrado.
Las sustancias nocivas para el cuerpo humano se denominan homotoxinas (derivado del latín homo= hombre y del griego toxon= toxina).
Se clasifican en:
Exógenas. Las que proceden del medio ambiente.
Endógenas. Las que se forman en el organismo por procesos fisiológicos o patológicos.
Homotoxinas exógenas. Son las que llegan a nuestro organismo procedente de un medio externo por el sistema gastrointestinal o por el respiratorio, algunas de ellas son conocidas (tabaco, alcohol, drogas), otras son menos conocidas (aromatizantes, colorantes, edulcorantes alimentarios) o incluso desconocidas (cadmio, pegamentos, gases, radiaciones, etc.). Agentes contaminantes:
Gases contaminantes: monóxido de carbono, hidrocarburos, ozono, dióxido de carbón.
Partículas contaminantes: polvo, humo, aerosoles, gases, vapores.
Metales pesados (mercurio, plomo, etc.).
Polimerizantes: presentes en plásticos duros como el PVC, en sustancias aceitosas en los perfumes, en las lacas de pelo, en los lubricantes, en la pintura y la madera.
Fármacos
Aditivos y conservantes: Son lo que se añaden a la comida para cambiar su olor o color, algunos de ellos son carcinogénicos y mutagénicos.
Materiales tóxicos en el hogar (pegamentos, pinturas, quitamanchas, productos de limpieza y desinfección, etc.).
Homotoxinas endógenas. En su mayor parte son productos intermediarios o residuos de procesos metabólicos, de los que se produce una acumulación o sobreproducción, y no han sido metabolizadas y excretadas adecuadamente.
CO2, ácido láctico, urea, oxalato cálcico, amoníaco.
Otras homotoxinas endógenas son el resultado, de un desequilibrio en la secreción hormonal (por ejemplo, alteración en el equilibrio de estrógenos y testosterona, etc.).