La manzana es una de las frutas más saludables y tiene muchísimas propiedades. Pero no tiene que limitarse siempre a consumirse sola como una pieza de fruta, sino que hay muchísimas recetas que se pueden preparar con ella.
1 unidad(es) de Lechuga lechuga crespa o romana
1 unidad(es) de Manzana manzana verde
1 vasito de Almendra frita almendras trituradas
1 cucharada de Miel miel natural
5 gramos de Tofu
1. Lavas la lechuga bien sin que quede rastro de tierra, luego le quitas 4 o 8 hojas y las cortas.
2. Luego cortas las manzanas el cuadritos igual que el queso.
3 Finalmente trituras las almendras y las echas por encima. Si quieres puedes añadirle un poco de miel de caña.
La manzana es rica en pectina, un tipo de fibra soluble, que actúa disminuyendo la absorción de grasas que provienen de la alimentación, como el colesterol y los triglicéridos, que son responsables por el desarrollo de enfermedades cardiovasculares como el infarto de miocardio, aterosclerosis y derrame cerebral.
Los polifenoles presentes en la manzana, tienen acción antioxidante que protegen las células beta del páncreas del daño oxidativo, las cuales se encargan de la producción de la insulina, una hormona que mantiene el equilibrio de la glucosa en sangre, siendo importante para prevenir y tratar la diabetes,
Además de esto, esta fruta es rica en fibras que ayudan a que el azúcar de los alimentos se absorba más lentamente, contribuyendo en el control de la glucemia.
Las manzanas tienen muy pocas calorías, además de que ser ricas en fibras y agua, ayudando a aumentar la sensación de saciedad por más tiempo, reduciendo el apetito, lo cual es beneficioso para quienes necesitan adelgazar.
La manzana contiene celulosa, hemicelulosa, ligninas y pectinas, fibras que aumentan la absorción de agua en el intestino, ayudando a la formación de las heces y su eliminación, mejorando los problemas de estreñimiento.
Asimismo, esta fruta contiene pectina, una fibra prebiótica que sirve de alimento a las bacterias benéficas del intestino, siendo necesarias para mantener la salud intestinal y fortalecer el sistema inmunológico.
La manzana es rica en potasio, un mineral que facilita la eliminación del exceso de sodio del organismo por medio de la orina, favoreciendo así el equilibrio de la presión arterial.
Además, los antioxidantes presentes en la manzana también ayudan a mantener las arterias saludables y mejorar su circulación en la sangre, previniendo la hipertensión arterial.
Las fibras de la manzana, principalmente la pectina, alivian el dolor de estómago y la gastritis y ayudan a curar las úlceras gástricas, ya que forman un gel que protege el revestimiento del estómago.
Asimismo, las cataquinas y los carotenoides presentes en esta fruta, también poseen propiedades antimicrobianas, pudiendo ayudar a combatir la Helicobacter pylori, una bacteria que es responsable de la gastritis, úlcera y cáncer de estómago.
Los polifenoles presentes en la manzana tienen acción antioxidante y antiinflamatoria que reducen el daño a las células causado por los radicales libres, lo cual pueden prevenir diferentes tipos de cáncer, como de pulmón, de mama, y de colon.
La manzana contiene ácido málico que aumenta la producción de saliva, disminuyendo la proliferación de bacterias responsables de la formación de la placa que provocan la carie dental.
La manzana contiene flavonoides, como la quercetina, que tienen acción antioxidante y antiinflamatoria, los cuales protegen las células del sistema nervioso central contra los radicales libres y evitan la inflamación del cerebro, mejorando la memoria y previniendo enfermedades, como la demencia y el Alzheimer.
Por ser rica en antioxidantes, la manzana es una muy buena opción para evitar los daños causados por los radicales libres en la piel, previniendo la flacidez y las arrugas.
Además de eso, las fibras presentes en la manzana, previenen la formación de los productos de glicación avanzada (AGEs), compuestos producidos en el organismo con el consumo excesivo de alimentos de alto índice glucémico, como son el pan blanco, los pasteles y bollerías, que causan inflamación en el organismo y envejecimiento prematuro.
La manzana contiene pectinas, una fibra prebiótica que sirve de alimento a las bacterias benéficas del intestino, contribuyendo en el equilibrio la flora intestinal, fundamental para combatir y prevenir la ansiedad.
Por tener buenas cantidades de carotenoides y flavonoides, compuestos con acción antioxidante y antiinflamatoria, la manzana ayuda a proteger y a mejorar las funciones de las células del sistema inmunológico contra infecciones y prevenir enfermedades, como la gripe y los resfriados.
Esta fruta contiene quercetina, un flavonoide con potente acción antioxidante que actúa evitando el daño oxidativo e inflamación de los órganos del aparato respiratorio, ayudando a prevenir algunas enfermedades, como asma, rinitis y bronquitis.